Semana del 15 al 19 de diciembre de 2025

¡Buenos días! Antes de comenzar la oración de la mañana, es buen momento para situarse en el medidor emocional... ¿Cómo te sientes hoy?

Proponemos realizar estas actividades en algún momento de la semana, antes del comienzo de la oración de la mañana.

Primera propuesta: El círculo de la gratitud

Esta actividad final nos conecta con la gratitud y prepara el corazón para la oración. Música sugerida:

Nos sentamos en círculo... Ponemos nuestras manos sobre el corazón... Cerramos los ojos... Respiramos tranquilos... Hoy vamos a hacer un ejercicio muy especial... Vamos a llenar nuestro corazón de agradecimiento... La gratitud es cuando decimos "gracias" con todo nuestro corazón...

Piensa en tu familia... En mamá... En papá... En tus hermanos... En los abuelos... Siente cómo tu corazón se llena de amor por ellos... Di mentalmente "gracias" por tener una familia que te quiere... Piensa en tus amigos... En tus compañeros de clase... En tus profes... Siente gratitud por todas las personas que te acompañan... Di "gracias"…

Piensa en tu cuerpo... En tus ojos que ven cosas bonitas... En tus oídos que escuchan música... En tus manos que abrazan... En tus pies que te llevan a donde quieres ir... Di "gracias" por tu cuerpo...

Piensa en las cosas bonitas que has visto hoy... El sol... Los colores... La comida rica... Todo lo bueno que has recibido... Di "gracias" por todas estas cosas...

Siente cómo tu corazón está lleno de gratitud... Lleno de amor... Lleno de paz... Este sentimiento de gratitud te prepara para hablar con Dios... Para rezar con el corazón lleno de amor...

Respiramos profundamente... Abrimos los ojos... Estamos listos para comenzar nuestra oración de la mañana con un corazón agradecido...

Segunda propuesta: El abrazo del alma

Esta técnica final integra todo lo aprendido preparando para la oración.

Nos ponemos de pie formando un círculo... Vamos a terminar nuestras técnicas de interioridad con un ejercicio muy especial...

Primero, nos damos un abrazo a nosotros mismos... Cruzamos los brazos sobre el pecho... Nos abrazamos con cariño... Este es un abrazo que nos damos porque somos especiales... Porque somos únicos... Porque somos amados...

Ahora respiramos sintiendo este abrazo... Cogemos aire sintiendo el amor por nosotros mismos... Soltamos aire sintiendo paz... Este abrazo llega hasta nuestra alma...

Pensamos en todas las personas que queremos mucho... Aunque no estén cerquita, les enviamos un abrazo con nuestro corazón... El amor no necesita estar cerca para llegar a otros...

Pensamos en Papá Dios... Que nos ama más que nadie... Que siempre está con nosotros... Sentimos como nos abraza con su amor... Su abrazo a nuestro corazón...

Respiramos sintiendo todos estos abrazos... El nuestro... El de nuestra familia... El de nuestros amigos... El de Dios... Nos sentimos llenos de amor...

Con el corazón lleno de amor y paz, estamos listos para nuestra oración... Bajamos los brazos... Respiramos una vez más... Y comenzamos a rezar sabiendo que Dios nos escucha...

LECTURA: EL NACIMIENTO DE JESÚS

Por aquellos días, el emperador romano Augusto ordenó la elaboración de un censo con todos los habitantes de su imperio. Cada hombre debía inscribir a su familia en la ciudad en la que él había nacido.

José y María también tuvieron que dejar Nazaret para ir a empadronarse en Belén, a pesar de que su hijo pronto iba a nacer. En Belén, en plena noche, nació Jesús. Su madre lo envolvió en pañales, y le acostó en el pesebre de un establo, ya que no habían encontrado sitio en ninguna pensión.

No lejos de allí, los pastores cuidaban sus rebaños. El ángel del Señor se aproximó a ellos y les dijo:

- No tengáis miedo, porque vengo a anunciaros una Buena Noticia, una alegría para todos. Hoy ha nacido el Salvador, el Señor. Lo encontraréis acostado en un pesebre.

Y de pronto se oyó un coro de ángeles en el cielo que decía: Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que él ama.

Cuando se quedaron solos los pastores se dijeron: Vamos a Belén y veamos lo que el Señor nos ha anunciado.

Fueron deprisa y encontraron a María, a José y al recién nacido acostado en el pesebre. Después de verlo, contaron todo lo que les habían dicho sobre el pequeño y todo el mundo se admiraba. María guardaba todo esto en su corazón.